Fue la danza el preámbulo, un reconocimiento de sus cuerpos,
ella lo abrazó en la candencia de sus movimientos y ambos giraron sobre sí
mismos, hasta formar un corazón. Así, bajo esa forma ella depositó un regalo de
amor en su vientre; él, a cambio, abrazó ese regalo con el calor de su cuerpo
durante el tiempo necesario hasta que una corriente de esperanza, un milagro de
la naturaleza, emergiera a la vida.
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